1.2 Aprender
a aprender:
Vivimos
dentro de una educación sistematiza basada en la transmisión de conocimientos,
la instrucción, es importante ilustrarse en los conocimientos básicos y
necesarios para el correcto desempeño en la educación, pero hay que ir más
allá, debemos reconocer que el mundo avanza a pasos agigantados y día a día
explota una gran cantidad de información, la encontramos circulando por todos
lados, en la red, en libros, etc.; aprender a aprender, esta es la clave, la
transmisión de información no es suficiente para satisfacerse como objetivo
fundamental.
Pienso firmemente que debemos dejar de
confundir la educación con la instrucción, ya que la educación tiene otros
propósitos como agilitar la mente, el raciocinio e incentivar el
cuestionamiento, lo que de verdad servirá para el desenvolvimiento de una
sociedad real; por otro lado la instrucción puede continuar transfiriendo
conocimientos básicos que ayudan a formar los cimientos del saber, esto es lo
bueno que nos brinda la educación convencional y algo que en realidad no puede
ser ignorado bajo ninguna circunstancia.
El interés de adquirir un
conocimiento valioso y prometedor dentro de un gran fuente de información
infinita y disponible, pero, ¿cómo podemos hacerlo? Inculcar la lectura es lo
principal; la lectura es el promotor de la autoeducación; Thomas Carlyle,
filósofo escocés (1795-1881) dijo: “Si lo pensamos bien, todo lo que una
universidad o una escuela terciaria puede hacer por nosotros, no es más que lo que
comenzó la escuela primaria: enseñarnos a leer (…) Depende de que leamos, luego
de lo que hicieron por nosotros toda clase de profesores”, enseñar a leer a los
estudiantes, es abrir las puertas del conocimiento, un hábito que se disfrute a
más de una tarea obligatoria.
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